La sostenibilidad y la economía circular se incorporan a la hoja de ruta de las empresas

El pasado martes 14 de diciembre tuvo lugar un desayuno de trabajo organizado por VALENCIA PLAZA en colaboración con el Consorcio Valencia Interior, en el que participó la Directora de ANIEME, Amparo Bertomeu, para tratar el tema del gran reto que supone para las empresas españolas del sector del mueble cambiar su modelo productivo para adaptarlo a la hoja de ruta que marca la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Sobre este tema se debatió en el encuentro, que contó también con expertos en la materia como el presidente del Consorcio Valencia Interior, Robert Raga; el decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunidad Valenciana (COIICV), Salvador Puigdengolas; la vicerrectora de Desarrollo Sostenible de los Campus de la UPV, Débora Domingo; el coordinador del Departamento de Competitividad de la Cámara de Comercio de Valencia, Rafael Mossi; el vicepresidente de IVEFA, Juan Carlos García; el delegado en Valencia de Tratamiento de Residuos Urbanos URBASER, Ignacio Gómez; la directora del Departamento de tecnologías de producto y proceso de AINIA, Encarna Gómez; la ingeniera del ITE, Laura Martín y el director de Aidimme, Vicente Rocatí.

Entre las principales conclusiones y aportaciones realizadas por los participantes en el encuentro, destacamos las siguientes:

  • Construir un futuro más justo y sostenible pone sobre la mesa nuevos retos para la sociedad, que debe empezar a caminar sobre la senda de la sostenibilidad medioambiental, económica y social. Una meta asumible que conlleva un esfuerzo para poner en marcha políticas efectivas que ayuden a dibujar ese futuro más comprometido con el planeta. En ese panorama, la economía circular juega un papel esencial para la optimización de recursos y la reducción del consumo innecesario. Un reto para el cual las empresas deben mejorar las eficiencias en sus procesos productivos, las administraciones destinar más ayudas encaminadas a incentivar la innovación en este campo y la sociedad comprometerse a reducir los desperdicios.

  • Una economía circular que ofrece grandes oportunidades al reducir residuos, estimular la innovación y crear empleo. Es importante que pequeñas y grandes empresas incorporen la sostenibilidad en su ADN para mejorar su competitividad contribuyendo a revertir el cambio climático. Un camino en el que la colaboración público-privada es esencial y los fondos de reconstrucción serán una gran oportunidad para alcanzar las metas.

 

  • La sostenibilidad es rentable. Es cierto que requiere un gasto para la empresa, pero es una inversión que repercute positivamente en el planeta y en la propia empresa. No hay margen de reacción y las empresas deben activarse y apostar por la sostenibilidad. Es cierto que a corto plazo es una inversión pero a largo plazo se traduce en un ahorro energético y de materiales.

  • La sociedad aumenta la demanda de productos ecológicos y sostenibles. Es importante que las empresas comuniquen todo lo que hacen en sostenibilidad, pues no hay que perder de vista que el consumidor está dispuesto a adquirir productos de empresas que apuestan por la sostenibilidad.

 

  • La Administración, por su parte, debe intentar que las ayudas económicas de la Unión Europea lleguen a las pequeñas empresas, pymes y microempresas. El cambio de modelo a uno más sostenible deben liderarlo las empresas y las instituciones, porque la colaboración publica-privada es vital en el camino de la sostenibilidad.

  • La sostenibilidad está ya en la agenda de las organizaciones, pero ahora es necesario pasar del compromiso a aterrizarlo en las empresas, en otras palabras, convertir las reglas en hábitos.

 

  • Para ello hay dos palabras clave: compromiso, por parte de la alta dirección y de la plantilla, y conocimiento, saber en qué punto se está en términos de sostenibilidad. En función de ese primer análisis y en relación con ese compromiso que haya adquirido, la empresa debe establecer unos objetivos reales y cuantificables que estén alineados con el propósito de la empresa para identificar y maximizar ese impacto positivo pero también minimizar el impacto negativo con el que a través de su actividad o de la actuación de su cadena de suministro pueda tener a su alrededor.

 

  • El problema de las pequeñas empresas es que, normalmente, tienen más limitaciones de recursos y les resulta más difícil realizar un plan estratégico alineado con la sostenibilidad y con los ODS. Sin embargo, deben hacerlo porque para las pymes la sostenibilidad va a ser un tema de supervivencia y las que no se suban a este carro van a quedar fuera del mercado.

 

  • Ya hay grandes clientes que exigen a sus proveedores criterios en materia de sostenibilidad y si no los tienen dejan de comprarlos. La sostenibilidad es una necesidad y las pymes también lo tienen que internalizar, pero no como una obligación sino como una ayuda porque van a poner en relieve todo lo que están haciendo y seguramente descubran que hacen más de lo que creen. Pero exige un esfuerzo y no deben verlo como una barrera sino como una ayuda. Y ahí la administración tiene un papel fundamental.

 

  • Debemos entender que la sostenibilidad es un cambio hacia un modelo empresarial que tenga en cuenta los impactos económicos, sociales y medioambientales. Por tanto, la clave es buscar un impacto positivo; es decir, que las empresas, a través de un comportamiento más responsable y sostenible, generen un impacto que vaya más allá de las cuentas de resultados. Es decir, buscar el bien de sociedad desde la propia empresa; sin perder de vista esa pata económica, porque si una empresa no es económicamente sostenible, no va a poder ser.

 

  • En lo que respecta al mueble, se destaca la idea del “Ecodiseño”, lo que supone una transición del diseño tradicional al diseño del ciclo de vida, lo que es, sin duda, un factor clave para mejorar la circularidad de los productos. En este sentido, los objetivos del sector del mueble son:

a) un uso eficiente de materiales de acuerdo con su impacto ambiental;

b) un diseño circular de los productos, de modo que se potencie la reparabilidad y la durabilidad de los productos mediante los cuatro bucles circulares (reutilización, renovación, refabricación y reciclado).

c) un uso responsable de los productos químicos, evitando los productos químicos preocupantes, como las sustancias peligrosas.

Nos encontramos ante un gran reto para las empresas de nuestro sector, que a su vez ofrece oportunidades de crecimiento tanto a nivel empresarial como en la contribución al cuidado del Medio Ambiente.

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